Rafa Corell es CEO y fundador de Indigraf, cuyo objetivo es ayudar a las personas a trasladar sus ideas a producción. Nuestro entrevistado estudió diseño industrial en Suiza y trabaja desde hace más de 20 años para compañías como Philips. Su servicio para la multinacional holandesa es diseñar la maquinaria de muchos de sus productos como maquinillas de afeitar, planchas o aspiradores. En definitiva, su objetivo es hacer posible la materialización de ideas en productos.
Con él reflexionamos sobre las dificultades en la gestión de proyectos de diseño industrial, la problemática de la fuga de patentes de nuestro país, así como la importancia de profesionalizar la gestión de muchas empresas españolas. Rafa Corell ha trabajado en China, Estados Unidos e India, además de en varios países europeos. Por ello, realizamos también la comparativa, a veces odiosa pero real, de la gestión de proyectos en nuestro país y en el extranjero.
Para Rafa Corell, «el correo electrónico está desfasado en la gestión de proyectos». Ya que asegura, que «es imprescindible tener ese histórico guardado y organizado en la herramienta de gestión».
En cuanto a la dificultad de muchas empresas por adaptarse al mundo digital, nuestro entrevistado señala que «debería haber una mayor transferencia de conocimiento por parte de la industria hacia una universidad mucho más receptiva».
Por último, hablamos con él sobre uno de los temas que más preocupa a muchos ingenieros de nuestro país: la fuga de patentes españolas al extranjero. «En España no se valora el esfuerzo y eso lo vemos en la venta de patentes. No hay valor sobre las patentes».
Una entrevista completa, interesante donde las haya y que no te dejará indiferente. Reflexiones que deberíamos trasladar a muchos profesionales.
¿Qué tipos de proyectos llevan a cabo en Indigraf?
Indigraf se caracteriza principalmente por proyectos de ayuda a diseño industrial. Nos encargamos de recoger las ideas y los modelos de CAD que hacen los diseñadores, a nivel de estilismo y a nivel de conceptualización y lo trasladamos hasta producción, llevándolo hasta ingeniería. En muchas ocasiones, trabajamos con modelos que no están bien en CAD o que las empresas no tienen suficiente capacidad para su desarrollo. Nosotros desarrollamos el diseño, a veces nos dan ellos las pautas definidas y sólo tenemos que desarrollar la parte de ingeniería. Pero otras veces, hacemos un desarrollo completo del diseño hasta ingeniería.
En cuanto a clientes directos, como Philips o Micuna, nos piden un diseño, hacemos la conceptualización y el proceso por completo: desde el dibujo en papel hasta la construcción de los archivos de ingeniería y el proyecto de molde. En este caso trabajamos con un gran número de iteraciones con distintos departamentos y perfiles. Por lo que podríamos decir, que el tipo de proyecto de Indigraf es diseño industrial, desde el concepto hasta su producción, y el seguimiento de su producción.
¿Qué dificultades encuentra en la gestión de este tipo de proyectos de diseño industrial?
La primera es que es muy difícil, en determinados proyectos, definir las características de diseño. Es decir, cuando tenemos un cliente que no es un productor, un desarrollador o una persona que se dedique a este tipo de trabajos, nos encontramos con importantes dificultades en comunicación. Nos presentan sus patentes pero no tienen el conocimiento de las necesidades que tenemos nosotros. Por ello, lo importante es estar en la ‘misma página’ y ‘en el mismo renglón’, como decimos nosotros. Tener todos la misma idea de lo que necesita realmente el cliente.
Una vez comienza el proyecto, los problemas de comunicación persisten. Transmitir conceptos sin perdernos en todas las comunicaciones que se establecen en procesos complejos. El correo eléctrico, por ejemplo, está totalmente desfasado en estos casos, cuando trabajamos con varios proyectos. Cuando tenemos este tipo de problemas nos solemos referir a una cuestión de arqueología. No son muy habituales pero sí que es fácil que tengamos una media de una incidencia de este tipo por proyecto.
En cuanto a la entrega de documentación al cliente, es difícil que los clientes te integren en tus plataformas. La información que se manda se puede perder por el camino. Llega un momento en el que se pierde el estado actual del proyecto, así como las decisiones importantes que se puedan tomar a través de correos electrónicos. Es complicado llevar el histórico y tener los plazos claros.
¿Qué se le pide a una herramienta de gestión de proyectos?
Que mantenga organizada e integrada toda información del proyecto: qué documentación nos han entregado y tenemos que entregar en cada momento, el histórico de todo eso, mantener líneas claras de conversaciones de cada problema que vaya apareciendo, y el control de los tiempos, los plazos, y las cargas de trabajo. De esta manera, podremos hablar de algo tangible con el cliente.
Para nosotros es imprescindible tener ese histórico guardado y organizado en la herramienta de gestión.
¿Cuál es el secreto para mantener una relación tan duradera y estable con un cliente?
La ‘receta de la abuela’ es mantener siempre una actitud limpia y transparente con ellos. Cuando se genera una confianza con el cliente, que sepa lo que se hace en cada momento, se siente cómodo. Es como funcionan las relaciones humanas, no hay nada que ocultar porque no se ha hecho nada malo. Cuando se le informa con toda la documentación sobre lo que se está haciendo en el proyecto, el cliente está cómodo.
De modo, que lo más importante es ser lo más fiel a ti mismo en cuanto al trato con las personas. No mentir nunca y siempre estar disponible para poder sacarles a ellos de un problema. Ya que nos contratan por el conocimiento como expertos y también por la flexibilidad de empresa pequeña.
En definitiva todo se resume a tener empatía con el cliente. Cuando te pones en la piel de los demás, sabes qué necesidades tienen.
Ha trabajado en India, Estados Unidos y China, además de Europa, ¿en qué cosas deberíamos fijarnos con respecto a sus culturas de trabajo?
En primer lugar, es el idioma. Parace obvio pero mantener una comunicación fluida con ellos, es fundamental.
En cuanto al trabajo diario, es curioso pero no hay una diferencia importante, exceptuando el momento de llevar a cabo una negociación. Sí que se ve tecnológicamente hablando, pero no son tan distintos con respecto a su manera de trabajar. Me he encontrado corrupción en empresas de todos los países.
Realmente, al final todos somos iguales. Independientemente de la cultura de cada uno, que hay que respetar y atender sus hábitos y costumbres, somos personas. Hay que buscar las cosas positivas.
¿Cómo se valora la figura del ‘Project Manager’ en España?
En nuestro país tenemos las dos polaridades totalmente opuestas: la gran multinacional que se instala en nuestro país, con roles y protocolos que se diseñan fuera de nuestras fronteras; y las empresas españolas de consumo personal, muchas de ellas familiares, que no establecen unas guías adecuadas de trabajo.
La profesionalización de las empresas en España deja mucho que desear. No se suele valorar el esfuerzo. Hay personas que piensan que los productos salen de la nada, con dos simples dibujos. Hay que gestionar ese trabajo. No se da valor sobre el proceso propiamente dicho.
Cuando el gerente de la empresa tiene que controlar todo, comienza a liarse todo, más cuando se ven en la necesidad de cambiar el proyecto a mitad de su ejecución. Se les escapa. Para eso está la figura del Project Manager y muchas empresas no lo ven. Afortunadamente, esto está cambiando y ya hay muchas compañías que van teniendo en cuenta la importancia que supone delegar y profesionalizar su gestión.
¿Cuáles son las barreras principales que impiden implantar una cultura digital real en las empresas?
La propia universidad es la que falla, no se ha puesto al día. Ahora estamos intentando generar un curso para modelar CAD para los diseñadores. Y es que contratar gente en España que sepa lo que estamos haciendo, es muy complicado.
Las universidades no están formando en el uso adecuado de herramientas, la flexibilidad que debes pedirles cuando te enfrentas a proyectos reales. Que sepan entrar en un entorno digital adecuado y profesional. Existe un largo camino que recorrer entre la universidad y la empresa. Debería haber una mayor transferencia de conocimiento por parte de la industria hacia una universidad mucho más receptiva. Abrir plazas de profesorado a personas que están trabajando de manera activa en el mundo profesional.
Además, hoy existe un buen asesoramiento tecnológico. No hay establecido un protocolo de trabajo en cuanto al ámbito digital.
Con respecto a guardar los datos en la ‘nube’, la gente lo acepta mejor. Hay empresas que prefieren mantener su información en su servidor, pero otras prefieren tener todo más accesible. Por ejemplo, cuando trabajo con clientes que no están actualizados digitalmente y recibo en Excel información, se convierte en un problema grave. No trabajo con Excel, por lo que terminan mandándome, en formato PDF, demasiados documentos que complican los proyectos.
¿Por qué los profesionales prefieren vender las patentes al extranjero y no se quedan en nuestro país?
El problema es que no se cree en la patentes. En España se cree que la patente es el pelotazo. A nivel profesional estamos muy lejos de muchos países como Estados Unidos, donde se premia el esfuerzo. Aquí no se premia el esfuerzo, culturalmente estamos dejando de lado el esfuerzo, la evaluación continua y el progreso en el trabajo. Ejemplo de eso lo tenemos en la educación, si apruebas, pasas de curso. Sólo se mira el resultado. Esto lo trasladamos a las patentes. Éstas implican trabajo, esfuerzo, muchas horas de soledad. Y cuando tienes la patente hecha no se respeta todo el esfuerzo que hay detrás. No hay valor sobre las patentes. En Estados Unidos, ya sólo por tener una patente, la gente te tiene cierto respeto porque saben el esfuerzo que conlleva eso. Por ese motivo, las patentes no tienen éxito en España.
Por último, ¿en qué retos está trabajando para Indigraf?
Conseguir que la universidad organice un curso para transmitir el conocimiento que hemos adquirido en Indigraf en los últimos 16 años. Poderlo transmitir es una cosa importante para mí en este momento.
Además, estamos haciendo investigaciones con plásticos más resistentes, que se puedan inyectar mejor, que tengan una serie de características mejoradas. Queremos llegar un poco más allá. Y por supuesto, nuestro trabajo del día a día, que se siga manteniendo como lo ha hecho desde 1994 que empezó Indigraf.